tres lecciones de the good place sobre ética y emprendimiento social

Tres lecciones magistrales de «The Good Place» sobre ética y emprendimiento social

¿Has visto The Good Place? Yo tengo que reconocer que ha sido una de las series que más me ha enganchado en los últimos meses.

The Good Place (algo así como «El buen lugar») es una serie estadounidense de capítulos cortos que cuenta las aventuras de cuatro humanos que, después de morir, acaban en “el buen lugar”.

Un sitio similar al paraíso pero no exento de complicaciones.

Se supone que al “buen lugar” llegan solo las personas que han sido mejores en la tierra: que han contribuido a la sociedad, que han sido ejemplo de bondad o solidaridad, que han hecho del mundo un lugar mejor.

Sin embargo, la protagonista siente que ella no encaja allí pero tampoco quiere ir al «mal lugar» (algo parecido al infierno) así que trata de convertirse en una buena persona.

Además de ser una descacharrante serie de entretenimiento, The Good Place es un catálogo de lecciones éticas aplicables a cualquier emprendimiento social.

¿Quieres conocerlas e implementarlas en tu comunicación?

Pues allá vamos:

Table of Contents

Las 3 lecciones magistrales de “The Good Place” sobre ética y el emprendimiento social

A veces, tomar decisiones realmente éticas es complicado (pero debes intentarlo)

En una escena clave en la serie, uno de los personajes explica lo difícil que es conocer el impacto de tus decisiones en la tierra:

“Ahora la vida es tan complicada (…) Últimamente hasta comprar un tomate significa que, sin querer, apoyas los pesticidas tóxicos, explotas al trabajador y contribuyes al calentamiento global. Los humanos creen que toman una decisión pero en realidad son muchas decisiones”.

Como persona detrás de un negocio ético, seguro que esto es algo que ya experimentas en tu día a día.

La autopresión por tomar buenas decisiones que hace que:

      • Tardes el doble en escoger empresas proveedoras porque quieres cerciorarte de que sus estándares éticos o medioambientales son los correctos.
    •  
      • Reflexiones ad infinitum sobre si lanzar un producto o servicio al mercado porque te preguntas si el mundo realmente necesita lo que estás ofreciendo.
    •  
      • Dudes sobre si utilizar o no ciertas herramientas de comunicación porque no sabes cómo hacerlo de manera ética, respetuosa o poco invasiva. 

Vencer la presión por tomar una buena decisión no es fácil cuando tienes una marca responsable. Pero debes hacerlo.

De hecho, uno de los personajes principales de la serie tiene el enorme problema de no poder decidir entre varias opciones. Tanto, que puede pasarse días pensando en qué sabor de yogur helado pedir.

Y eso hace que le ocurran desgracias evitables de haber tomado una decisión. 

Quizá no la más adecuada. Pero sí la que le hace desbloquearse y avanzar.

Y es que, como diría Eleonor: “Pobody’s nerfect” (Padie es nerfecto).

Cómo aplicarlo en tu comunicación:

La parálisis por sobreanálisis es un problema común, pero que afecta a los resultados de tu comunicación.

Así que, cuando te encuentres en esta situación, piensa que algunas de tus decisiones comunicativas como marca responsable no serán perfectas, pero debes tomarlas.

Decide, actúa, mide y pivota.

Y, por supuesto, sé transparente y comunica tus esfuerzos para avanzar.

Además, no olvides que la misma presión por tomar la decisión correcta también la sienten las personas que quieren consumir de manera responsable.

Así que asegúrate de que das a tus potenciales clientes o clientas toda la información sobre el impacto positivo de tu producto o servicio. Así facilitarás su decisión.

Tu propósito da sentido a tu vida… y a tu emprendimiento

Imagina una vida sin propósito. No hay margen de mejora porque todo es paradisíaco y los deseos que se te ocurran pueden hacerse realidad.

Parece perfecto, ¿no?

Pues The Good Place nos demuestra que no es así.

En la serie hay una escena en la que un personaje que lleva años en el paraíso empieza a pedir objetos de manera arbitraria y estos aparecen como por arte de magia:

“Quiero una coca-cola. No, agua. No, una lámpara. No, un gato. No, una nave espacial. No, un caramelo de menta gigante… No, una coca-cola”.

A ti o a mí pedir todos nuestros deseos y que se cumplieran nos parecería increíble.

Pero después de un tiempo, lo veríamos como algo habitual y sentiríamos el vacío que siente ese personaje.

Tan hondo que no lo llena ni una nave espacial.

La diferencia de este personaje con los cuatro protagonistas, es que estos tienen un propósito, aunque estén en el paraíso. Lo que mueve a los personajes es una misión mayor que sus propios deseos.

Y eso es lo que les hace sentir que merece la pena seguir adelante.

Además, la serie también introduce el concepto de “postre moral”: hacer el bien por egoísmo, para aplacar nuestra conciencia, puede dejarnos con una sensación de vacío.

Es como esperar un postre, una recompensa, solo por tomar las decisiones moralmente correctas.

Sin embargo, ayudar a otras personas sin esperar ese postre es lo que hace que sintamos nuestro objetivo vital realizado.

Vamos, propósito en estado puro.

Cómo aplicarlo en tu comunicación:

Utiliza tu propósito de marca como marco delimitador de todas tus acciones (de esto saben un rato las alumnas y alumnos de mi programa de estrategia ética Amplifica tu impacto).

Lo que te acerque a tu propósito de ayudar a solucionar una causa, entra dentro de tu estrategia de comunicación. Lo que no, va fuera.

La ética mejora el mundo cuando se aplica

Uno de los personajes principales de la serie, Chidi, es profesor de filosofía moral en la universidad.

Ha pasado toda su vida entre ensayos de ética. En la teoría.

Sin embargo, las aventuras en el “buen lugar” le obligan, a él y al resto de protagonistas, a pasar esa teoría ética a la realidad.

Y es entonces cuando la ética realmente supone un cambio: mejora la vida de los personajes haciendo que pongan en práctica la solidaridad, la empatía o la escucha.

Porque la ética teórica está fenomenal. Pero la ética que se aplica, mejora vidas.

Cómo aplicarlo en tu comunicación:

Ten en cuenta que, como te decía la semana pasada, la acción tiene que suceder antes de la comunicación.

Está genial que escribas un propósito, unos valores o unos principios potentes en tu web, pero tienes que aplicarlos para hacerlos realidad y generar cambios.

Y es que de nada sirve tu ética de marca si solo se queda en el papel.

Espero que hayas disfrutado de este post casi tanto como yo lo he hecho escribiéndolo.

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